viernes, 27 de noviembre de 2009

Cuarta Sinfonía de Beethoven


Cuando nos ocupamos de las grandes obras sinfónicas de Ludwig van Beethoven siempre se da preferencia a la "Heroica", la "Quinta", la "Pastoral" o la grandiosa "Novena". Razones no faltan, porque sin duda son las partituras mejor logradas del genio de Bonn y capitales en la historia de la música.

Pero no debemos dejar relegadas al olvido el resto de sus sinfonías, como la Cuarta, en si bemol mayor. Obra de gran valor, por la belleza de su música, llena del característico ímpetu y luminosidad beethovenianos. Y en cuanto a su estructura, se adelanta incluso a la Séptima, pues se inicia con una gran introducción en el que se van desgranando los temas principales de la sinfonía, en un ambiente de gran expectación. El lírico Adagio, el exultante Allegro vivace y el brillantísimo finale (Haydn elevado a la máxima potencia), completan una maravillosa sinfonía. Parece increíble que Beethoven se haya dedicado a su composición para escapar de los problemas que le creaba la Quinta

Les dejo una muestra de la interpretación de Herbert von Karajan al frente de los Berliner Philharmoniker (grabación de los años setenta, su mejor versión):

miércoles, 18 de noviembre de 2009

El Brahms de Abbado II (Sinfonías 3 y 4)




El ciclo de las sinfonías de Johannes Brahms por Claudio Abbado en su etapa de director principal de los Berliner Philharmoniker merece una mayor atención de la que tiene. Además, Abbado grabó otras piezas de Brahms, incluyendo algunas corales de excelente factura.

Ya pudimos apreciar una Sinfonía en re mayor muy lírica y detallista, además de brillante en su movimiento final. Ahora tendremos ante nosotros las dos sinfonías finales del maestro de Hamburgo.

La Tercera Sinfonía en fa mayor es interpretada por Abbado sin concederse exageraciones, no encontramos la búsqueda de un lirismo desmedido en los movimientos centrales. La corrección es una de las virtudes de esta versión, pero no significa que le falte emoción o profundidad, pero éstas se muestran dentro de una auténtica lectura de la música brahmsiana, sin subjetivismos desbordados. Para el Finale, sin embargo, Abbado sí se suelta de toda atadura y nos muestra toda la exuberancia del movimiento... hasta la mágica coda, que devuelve el misterio y el lirismo que caracteriza a la mayor parte de esta bellísima sinfonía.
La Obertura Trágica y el Canto del Destino acompañan esta grabación.




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Para la gran obra maestra de Brahms, su Cuarta Sinfonía en mi menor, Abbado no ha tenido reparos en ofrecernos la mejor muestra de su particular estilo, con detalles que se aprecian apenas empezar la obra. Atención con el tema principal del primer movimiento, tocado por los matices que imprime Abbado a los violines; los cornos acompañando a la cuerda, los contracantos muy claros. En el Andante moderato las maderas muy incisivas como contrapeso de las intervenciones de la cuerda. Los matices y pianissimos del Allegro giocoso son otra muestra del quehacer de Abbado. Y en el finale Abbado se toma su tiempo, mostrándose la música de forma descarnada, con todo el drama que plantea este movimiento.
Las variaciones sobre un tema de Haydn y Nänie vienen como extra de esta grabación.





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